Una mañana un huevito se encontró perdido en medio de un pueblo pobre

Una mañana un huevito se encontró perdido en medio de un pueblo pobre, pobre, pobre.

Estaba buscando la salida del lugar en medio de calles solitarias, cuando de pronto

vio a un poblador hambriento asomar la cabeza por una esquina y que lo miraba con ojos que parecían decir:

Ah, que suerte, ¡Qué rico desayuno!

Entonces, se dio media vuelta y comenzó a caminar en sentido contrario.

El poblador empezó a seguirlo. El huevito sin detenerse vuelve la cabeza y nota que ya son dos los pobladores que lo siguen y apura el paso.

Mira otra vez y son cuatro, y luego eran diez, y luego veinte; vuelve a mirar y ve toda una turba corriendo tras él.

Entonces, el huevito se pone a correr desesperado, en su afán de huir da vuelta por una esquina y se encuentra con

un bistec (carne de res a la parrilla) descansando apoyado en una pared y muy tranquilo.

El huevito le dice gritando y sin dejar de correr:

¡ Corre, salva tu vida, atrás viene una turba! ¡Corre!
A lo que el bistec tranquilo responde:

Corre tú, el lio es contigo.
¡ Porque a mí, en este lugar nadie me conoce!

 

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